
Mañana lunes, siempre y cuando no haya sorpresas de última hora, la Cámara de Diputados se reunirá para ungir al Gral. (R) y líder del Movimiento Patriótico Libre (MPL), Michel Aoun, como presidente número 13 desde la independencia libanesa, que tuvo lugar en 1943. Será el primer presidente del Líbano con afiliación política desde 1989 y, con 83 años recién cumplidos, el más anciano en haber ocupado el cargo.
Líbano ha estado sin presidente desde el 24 de mayo de 2014, es decir, durante dos años y medio. En todo este tiempo, el primer ministro Tammam Salam ha ocupado provisoriamente la jefatura de Estado, aunque sin todas las prerrogativas del primer mandatario. Ya anunció que renunciará apenas asuma Aoun.
Al «Général», como lo llaman en francés sus adeptos, su carrera presidencial le ha llevado mucho tiempo. Entre 1988-89, durante los últimos instantes de la guerra civil libanesa, fue primer ministro en ejercicio de la presidencia, aunque su autoridad no era reconocida por todas las partes. Desconoció la elección del presidente Moawad en octubre y la de Harawi en noviembre, siendo este último elegido tras el asesinato del primero a solo dos semanas de haber asumido. Con el auxilio del ejército sirio, fue derrotado en 1990 y partió al exilio en Francia. Aquí pueden encontrar un relato más extenso sobre la carrera de Aoun.

En 2005 regresó a Líbano como candidato a diputado y en 2006 dejó a todos atónitos cuando anunció el memorándum de entendimiento entre su partido y el Hezbolá, ubicado en las antípodas de su pensamiento. En 2009 se reconcilió con el gobierno sirio, el antiguo rival que lo despojó de la primera magistratura, estrechando las manos del presidente Assad. Cuando, en 2014, se anotó en la carrera presidencial, pocos pensaron que llegaría, por las resistencias que presentaba su figura. Sin embargo, fue avanzando lentamente. En enero de este año convenció a Samir Geagea, referente de Fuerzas Libanesas, no solo a que deponga su candidatura presidencial, sino a que lo acompañe como aliado. Hace unos días causó enorme revuelo el acuerdo de Aoun con Saad Hariri, enemigo jurado de Hezbolá. La agrupación chiita es uno de los principales apoyos, al menos formales, con los que cuenta Aoun. Así, se cayó la postulación del otro candidato a la presidencia, Sleiman Frangieh, agitada por Hariri para enfrentar a Aoun. El acuerdo entre el «Général» y el heredero del imperio económico más importante del país generó mucho malestar entre referentes sunitas de peso como el intendente de Trípoli Ashraf Rifi y el ex premier Fouad Siniora. Sin embargo, la mayoría del Movimiento del Futuro (MF) acompañará la decisión de Hariri el día de la elección.

Hariri, por su parte, será la apuesta fuerte de Aoun para el cargo de premier. Le encargará un gabinete de unidad con mandato hasta las elecciones legislativas de junio de 2017. La tarea no es fácil. Demostrará ahora si está a la altura de la crisis que se debe superar. Hezbolá por su parte se ha mostrado conciliador y está dispuesto a renunciar a algunas bancas en el Consejo de Ministros a favor de la otra agrupación chiita, AMAL, que anunció que no votará por Aoun… al menos por ahora. También se logró vencer la resistencia de los drusos del Partido Progresista Socialista. Jumblatt, su líder, arreció en críticas cuando el acuerdo Aoun-Hariri se anunció, solo para declarar luego ante la prensa que él y su bloque votarán por el «Général». En su entorno, aluden a una estrategia electoral de cara a 2017. De este modo se derrumbó la tímida candidatura presidencial de Henri Helou, que contaba con el respaldo seguro de Jumblatt.
Aoun ya no tiene rivales. Con el camino despejado, el lunes se convertirá en presidente. Tendrá por delante grandes desafíos: la cuestión de los refugiados sirios, las presiones de Irán y Arabia Saudita, las pretensiones de Hezbolá, la crisis interna del liderazgo sunita en el que se apoya, el gabinete de unidad y una ley electoral que conforme a todos para las elecciones de 2017. Tareas nada fáciles que deberá abordar poco después de jurar, sobre la Constitución, defender la independencia nacional y la integridad territorial de la Nación.