Medio Oriente

#JeSuisCharlie

#JeSuisCharlie, el hashtag con el que irrumpieron en las redes sociales tras el atentado

En las últimas horas fuimos testigos de lo que sucedió en la sede de la revista satírica «Charlie Hebdo». Tres hombres armados ingresaron a la redacción y asesinaron a diez personas. A su salida, mataron a dos policías. Hay un gran número de heridos graves. Los atacantes vociferaron frases en árabe («Dios es grande», Allahu akbar) y también, según algunos medios, en un perfecto francés, «on a vengé le prophète Mohamed!» (¡hemos vengado al profeta Mahoma!).

El presidente francés Hollande llega a la sede del semanario "Charlie Hebdo" después de los atentados
El presidente francés Hollande llega a la sede del semanario «Charlie Hebdo» después de los atentados

«Charlie Hebdo» es conocida por sus caricaturas, en muchas ocasiones agresivas y burlonas, sobre el profeta supremo del Islam. En general, el Islam rechaza los dibujos que representan las facciones del Profeta, por considerar que puede llevar a la idolatría. Las representaciones del propio Mahoma que realizan los musulmanes, muy escasas y propias de grabados y miniaturas que acompañaban ediciones del Corán hace algunos siglos atrás, solían mostrarlo con un velo delante de su rostro para no revelar sus facciones. En 2011 había tenido lugar un atentado con bombas molotov en la antigua sede del semanario, cuando habían representado al profeta en la tapa, en una edición especial alusiva a la victoria de un partido islamista, partidario de la sharia, en las elecciones tunecinas. Ciertamente la revista también ha publicado sátiras subidas de tono contra los católicos, mostrando a Benedicto XVI besándose en la boca con otro hombre o a Jesús manteniendo relaciones sexuales con otros dos sujetos.

El presidente francés Francois Hollande se presentó en el lugar inmediatamente, habló de un ataque terrorista y prometió perseguir a los culpables. Se reunió, entre otros, con el ministro del Interior, que ordenó la fortificación de la ciudad y elevó al máximo los niveles de alerta, y con el ministro de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, que ya en 2011 había manifestado su apoyo a «Charlie Hebdo», afirmando que la libertad de expresión era un valor caro para los franceses. La comunidad islámica reaccionó rápidamente en contra. El imán de Drancy se preguntaba, «¿qué profeta ha sido vengado? son criminales, bárbaros (…), no tenemos el mismo profeta, no es el profeta del Islam, no es el Islam como lo conocemos en Francia». El rector de la mezquita de Bordeaux llamó a los musulmanes a salir a las calles y el líder musulmán Mohammed Moussaoui lamentó que la religión sea instrumentalizada para exacerbar tensiones en la población. Lamentablemente, pagarán justos por pecadores, porque esto traerá una ola de odio o cuanto menos temor en Europa hacia los musulmanes.

La polémica tapa del semanario luego de los atentados que sufrió en 2011
La polémica tapa del semanario luego de los atentados que sufrió en 2011: «el amor es más fuerte que el odio»

Moussaoui, por su parte, sabe bien de qué habla: en una Europa signada por la crisis económica, el crecimiento de los partidos de extrema derecha resulta preocupante para los millones de islámicos europeos que descienden de la emigración del siglo XX, que fue a sostener el sistema capitalista a Europa cobrando bajos salarios y enfrentando la baja natalidad de los pobladores originales. Europa aparece preocupada por el incremento de la población islámica en las grandes ciudades: el reciente atentado en la mezquita sueca, el fortalecimiento de los partidos de derecha en Austria, Grecia, Francia, Italia y España, las marchas contra los musulmanes en Alemania, son todos factores que ponen en evidencia esta «preocupación». Con altos seguros de desempleo de los que gozan los europeos y la negativa de las empresas a aumentar sus costos operativos pagando mejores salarios, la economía envolvió al Viejo Continente en un dilema histérico del cual no puede salir: sobrevive aferrada al sistema que en su interior rechaza (Sartori, 2001). En otras palabras: la paradoja contenida en este proceso inmigratorio resulta clara, al mismo tiempo que los islámicos sufren el rechazo, parece ser que el mismo sistema los necesita para seguir en funcionamiento.

El discurso fascista de odio a los extranjeros surge, en momentos como este, a borbotones en las redes sociales. Pero, pensándolo bien, sería ilógico culpar a los migrantes por buscar mejores condiciones de vida en Europa, ya que, como bien dijo Dipesh Charkabarty, a las raíces de la inmigración hay que buscarlas en la relación de coloniaje formal o informal que mantuvieron en los siglos pasados España con Marruecos, Alemania con Turquía, Francia con Túnez y Argelia, Italia con Libia, Gran Bretaña con Pakistán, etc. Además, también esos países promovieron la inmigración de sus connacionales en tiempos de crisis: la evidencia de la población de origen español e italiano en Argentina y en Estados Unidos es contundente, y aquí preferimos dejar de lado el proceso de colonización americana.

Una de las ediciones polémicas. Muchas de las caricaturas en el interior son un tanto agresivas
«100 latigazos si no se mueren de risa». Una de las ediciones polémicas. Muchas de las caricaturas en el interior son un tanto agresivas.

Al mismo tiempo, el «Islam de Hollywood» que promete Estado Islámico (EI), con uniformes tipificados, proclamas generales y desdibujadas, ejecuciones espectaculares proyectadas en YouTube y oscuros líderes que manifiestan sus opiniones en redes sociales se convierte en una promesa atractiva para jóvenes que no logran proyectar su futuro. Muchos de ellos son hijos de los suburbios, en ciudades fragmentadas, y descendientes de esa generación que recibía salarios menores por igual tarea. Sufren también la persecución de agentes del estado por vivir en un determinado lugar o de la sociedad misma por llamarse de determinada manera. La marca «EI» y el éxito en sus estrategias de reclutamiento en Occidente es un asunto que no trataremos aquí, por ahora. Solo diremos que no es solo la estrategia de reclutamiento, sino también los resultados, evidenciados en el establecimiento de su zona de control en la frontera sirio-iraquí, lo que vuelve a EI mucho más peligroso todavía.

Europa está en jaque. El atentado terrorista en «Charlie Hebdo» no es solo una crisis de seguridad, es algo mucho más profundo. Es una crisis de convivencia.

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