
La Lyndon B. Johnson School of Public Affairs es el centro de estudios de posgrado en gobierno y políticas públicas de la Universidad de Texas en Austin. Fundado en 1970, tiene más de 350 alumnos y cuenta con un docente cada 10 estudiantes. Allí fuimos recibidos por Bobby Inman, un docente de Políticas Públicas de 80 años de edad con una larga trayectoria en defensa: fue director de Inteligencia Naval (1974-76), director de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) entre 1976-81 y subdirector de la CIA (1981-82). En 1993 fue invitado por el presidente Clinton para hacerse cargo del Department of Defense, cargo que declinó. En el sector privado, ha participado en el directorio de Blackwater, una importante empresa de seguridad que ganó relevantes licitaciones en Irak y Afganistán.
Si bien habló de muchos temas, hubo dos que captaron especialmente mi atención:
1. La situación en Medio Oriente: la gran amenaza a la estabilidad en la región es Irán, que no hace política de religiones sino de intereses. No distingue a sunnis de chiítas, y trata por igual tanto a Hamas como a Hezbolá. Un eventual conflicto armado generaría mayor cohesión nacional. Resolvió acercarse a Siria porque era una amenaza para su accionar en Líbano. No se sabe quien le da las indicaciones a quién: si Khamenei a la Guardia, o viceversa. Con respecto a la «Primavera Árabe», hay que distinguir: Libia es un caso particular, donde el gobierno representa a las distintas regiones; aun no hubieron demasiadas oportunidades para trabajar con ellos. El caso en Túnez y Egipto ha sido, en cambio, fundamentalmente económico: no importa qué gobierno esté en el poder, mientras pueda asegurar el empleo. La situación de los militares allí es delicada.
2. La guerra de Malvinas: EUA se enteró del conflicto en el Atlántico sur a través de Gran Bretaña, con la que mantiene grandes lazos de amistad, profundizados por la Segunda Guerra Mundial. Con Argentina, al momento del conflicto, había un distanciamiento. Los generales británicos sabían que la guerra implicaba un gran esfuerzo que los llevaría al límite, fundamentalmente a causa de las grandes distancias. Pero la actitud británica respondía a motivos de política interior, y quedó claro que, si bien los posibles riesgos eran analizados por el mando militar, era el poder político el que tomaba la decisión de correr o no con los mismos. La guerra fue útil para la primera ministra Thatcher, que salió fortalecida de entuerto. La situación en Malvinas fue el momento más complejo en las relaciones argentino-estadounidenses entre 1976-83.
Habló también de la situación en el subcontinente indio, las Naciones Unidas, el presidente Obama y el escándalo de Wikileaks.
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grosa.
Muy grosso Said la L. Johnson! No te puedo creer que estuvieron con un ex director de la NSA, y de BLACKWATER!!! Nadie preguntó nada sobre la privatización de defensa que supone ese tipo de corporación?
Espero sigan juntandose con gente tan copada, un abrazo enorme para vos y la banda!