
Cuando me preguntan cómo se formó el Líbano, vienen a mi cabeza esas dos figuras, como una quimera, aquel mítico animal griego: los clérigos y las familias. Esa asociación casi feudal persiste hasta nuestros días.
El Líbano se originó en torno a dos comunidades: los drusos y los maronitas, pero luego se agregaron otras, tales como los chiítas, sunitas, ortodoxos, armenios y, más recientemente, caldeos. Este texto, que el mes pasado me publicaron gentilmente en «Perspectivas», trata sobre el origen de ese Estado confesional, y cómo las potencias extranjeras (el Imperio Otomano primero, y la República Francesa después) actuaron sobre las comunidades religiosas, promoviendo una estructura gubernamental fundada en el sectarismo. A pesar de los intentos, el país no ha podido reorganizarse, todavía, de otro modo.
Pueden encontrar el texto acá: https://perspectivasrcs.unr.edu.ar/index.php/PRCS/article/view/70